Se presenta sigiloso con
sus carromatos imposibles y su carpa color arcoíris. Trapecistas que son
leones, enanos disfrazados de oso, caballos alados que reptan
impasibles. Germina en el abismo de la fantasía, en ese lugar donde anidan
las quimeras. Un espacio prodigioso donde el tiempo abdica y huye derretido.
Payasos asfixiados en la risa de sus sogas, magos de lo invisible, gigantes que
son conejos. Ahí, en un mundo de mitades formado por márgenes inconexos.
No hay nada detrás del espejo - tal vez a este lado tampoco -. Sólo queda la
realidad: antes íbamos al circo, ahora el circo vive en nosotros.