Safecreative © Laura Garrido

Esta ilustración es un regalo de Laura Garrido, podéis disfrutar de sus dibujos en su Blog "De mis bocetos y los vuestros". (Sólo tenéis que hacer clic en la imagen).

lunes, 7 de mayo de 2012

10. El Circo Inuit


Sus cuerpos diminutos surgen rayando el horizonte, la compañía se aproxima parsimoniosa seguida por una línea infinita de trineos. Irrumpen en el pueblo emboscados, arrastrando sus cuerpos lastrados por el hielo; en ese espejo albino  se reflejan sus  anatomías exangües y sus rostros planos,   con pómulos prominentes y nariz  aquilina. Los trineos jaula, tirados por  bueyes almizcleros, esconden los animales de la taiga: el caribú, el oso polar “súper depredador del ártico”, el lemmin, el búho nival y la foca arpa. Acompañando al circo llega la Diosa Sila, el espíritu del aire,  controladora del tiempo, así como de la abundancia o escasez de la caza. 


Ensamblan su carpa con megalíticos bloques de hielo, la construcción asemeja un iglú gigante  inconcluso en su coronamiento, para que la luz de la aurora boreal alumbre la función. Los búhos sobrevuelan la pista mientras la ecuyére hace equilibrios a lomos del alce; este año el circo presenta un espectáculo sublime: de la caja del escapista irrumpe el  Yeti y por su aro de fuego saltan solícitos la ballena blanca  y el narval.


El cielo de la noche ilumina la pista. Los mayores respiran constreñidos, saben que la aurora boreal sólo es la luz de las antorchas  de los muertos señalando el camino del abismo. Los niños, ajenos a la tragedia de la existencia,  aplauden entusiasmados el suicidio de los lemmings mientras el cuerpo esviscerado del abominable hombre de las nieves, ensartado por el asta del narval, regurgita sangre sobre la pista. Cuando oscuridad y silencio interseccionan, los espíritus del averno penetran sigilosos en la carpa, en ese minúsculo instante  las zarpas del oso revelan el contorno de los elegidos: para ellos el circo de la vida representa allí su última función.